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Con los contagios aumentando drásticamente se profundiza la crisis económica y social
Por Marcos Ariel, Argentina
Con los contagios aumentando drásticamente se profundiza la crisis económica y social. A pesar de las concesiones otorgadas, las patronales presionan para volver a la plena normalidad. El descontento creciente entre la clase trabajadora preanuncia grandes luchas.
La realidad, único criterio de verdad
A 3 meses de iniciada la cuarentena en Argentina, lamentablemente, la curva de contagios del COVID-19 aumentó drásticamente sextuplicándose en apenas un mes. Al escribir esta nota tenemos 41.000 contagiados y más de 1.000 muertos, si bien no estamos en la situación catastrófica que se vive en Brasil o Chile, a este ritmo es muy probable un futuro desborde del ya debilitado sistema sanitario.
La falsa creencia de que estamos ganando la batalla y que el mundo elogia el “modelo argentino”, llevó al gobierno del presidente Alberto Fernández a un temprano exitismo, que condujo a flexibilizar cada vez más la cuarentena para beneficio de los empresarios y los sectores de derecha que exigen el regreso a la normalidad aún a costa de la salud y la vida de millones de trabajadores.
Lejos quedaron los días en los que, como hábil comunicador, con un discurso paternalista y explicaciones de profesor universitario, nos decía que elegiría la salud por encima de la economía. Nada queda del presidente que trataba de miserables a los empresarios y decía que argentina no estaba en condiciones para hacer esfuerzo para pagar toda la deuda externa. La imagen del estadista que se ponía por encima de las diferencias políticas y lograba la “unidad nacional” con toda la oposición de derecha, se desmorona cada día.
Declarar rápidamente la cuarentena fue una medida acertada, porque sirvió para mantener una tasa muy baja de contagios sin que se sature el sistema de salud. Y sirvió para compensar muchas de las imprevisiones iniciales que tuvo el gobierno cuando subestimó la magnitud de la pandemia y no controló adecuadamente la entrada de viajeros provenientes de países donde los contagios ya eran alarmantes, así como la negativa a realizar testeos masivos porque “no es necesario”. Lamentablemente, durante el tiempo ganado por la temprana cuarentena no se reforzó significativamente el sistema de salud. Aunque fue anunciado por el ministro de salud Gines González García, no se nacionalizó el sistema de salud privado. La valentía y entrega abnegada del personal de la salud contrasta con la falta de insumos y equipo de protección en los hospitales, lo que eleva la tasa de contagio entre el personal de la salud al 14%.
Tampoco se aprovechó para mejorar la capacidad de respuesta comunitaria, actuando de manera efectiva y sistematizada para bloquear los brotes y detectar rápidamente los casos positivos. Para esto es necesario testear masivamente y hacer el trazado epidemiológico.
A pesar de la retórica de combate a la pandemia, no se hizo una reconversión industrial para la producción de tests, mascarillas, camas, respiradores, alcohol en gel y demás insumos esenciales. El colmo es que en todo el país existe una sola fábrica haciendo respiradores.
Tampoco se tomaron medidas económicas sociales para que los trabajadores, tanto ocupados como desocupados, cuentapropistas o pequeños comerciantes reciban un ingreso igual al costo de la canasta básica (43.000 pesos aproximadamente), garantizando de esta manera que podamos quedarnos en casa sin preocupaciones económicas.
Por otro lado, dejaron que grandes sectores no esenciales siguieran trabajando, como la minería, las agroexportadoras y las petroleras a quienes les garantizó un precio del barril de petróleo muy por encima del precio del mercado mundial. Según informe de la Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), 154 de las 200 empresas más grandes mantienen un funcionamiento total desde el inicio de la emergencia sanitaria. De esta manera empresas como Coca Cola, Techint, Cargill, Bagley, Unilever, Bridgestone, Mc Donald, entre otras, nunca pararon de facturar. Y por si fuera poco, a todas las subsidian con los ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) que es un subsidio económico, no reembolsable para el pago de hasta el 50% de los sueldos a sus empleados. Al día de hoy el 75% de las empresas, incluyendo al comercio está funcionando. Lógicamente a mayor circulación de personas, mayor circulación del virus, sobre todo en AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) donde los colectivos y trenes van atestados de trabajadores a quienes no les dejan más opción que quedarse en casa y perder el trabajo o ir a trabajar y exponerse al virus.
Fiel a su doble discurso AF (el presidente Alberto Fernández) critica a la derecha que exige el levantamiento de la cuarentena, pero abre cada vez más la economía justo cuando los casos están aumentando. Ahora el ministro de educación Trotta anunció que el 3 de Agosto volverían las clases. No hay justificación sanitaria que explique lo que están haciendo. En declaraciones recientes reconoció que “deberíamos volver a la cuarentena estricta”. Sin embargo, acto seguido descartó hacerlo.
Todavía estamos a tiempo de evitar la profundización de los contagios y salvar la vida de miles de personas, a condición de que el gobierno dé un giro radical en su política de salvar a los empresarios y realmente priorice la salud de la población.
Para esto es necesario volver a la etapa 1 de una cuarentena estricta en el AMBA, realizando testeos masivos casa por casa. Reforzar el sistema de salud público nacionalizando las clínicas privadas y los laboratorios. Dotar de elementos de protección en calidad y cantidad suficiente para todo el personal de la salud. En las provincias menos afectadas también se debe garantizar el control epidemiológico para evitar que el virus no circule y no se permita la reapertura del turismo y los vuelos como están exigiendo los empresarios del rubro. De lo contrario corremos el riesgo que la pandemia se extienda a todo el territorio del país, como ya sucede en algunas provincias que flexibilizaron la cuarentena y debieron retroceder a la etapa 1 de cuarentena como en las provincias de Chaco, Entre Ríos y Jujuy o Mendoza en donde en una semana se notó un aumento de los contagios y dieron marcha atrás con algunas flexibilizaciones.
Para garantizar estas medidas es necesario garantizar un ingreso que cubra la canasta básica a todos los trabajadores, ocupados o desocupados, jubilados, trabajadores autónomos y pequeños comerciantes en quiebra. Prohibir en serio los despidos y suspensiones, castigando con multas y expropiaciones bajo control obrero de aquellas empresas que lo hagan. Dar marcha atrás con las rebajas salariales. Suspender el cobro de alquileres y una moratoria impositiva a todos los pequeños comerciantes y pequeñas empresas familiares. Eliminar el IVA a los alimentos de la canasta básica.
Los fondos para realizar esto deben salir de los empresarios que durante décadas hicieron fortunas, imponiendo un fuerte impuesto a la riqueza y obligándolos a repatriar los dólares que se fugaron al exterior, se calcula que hay alrededor de 320.000 millones de dólares en el exterior de empresarios argentinos. En los últimos cinco años se fugaron 86.000 millones. La otra fuga de dólares se va en pagar la deuda externa. Desde que asumió AF ya se pagaron más de 4 mil millones de dólares al FMI y los buitres (570 millones de dólares se pagaron en plena pandemia) legitimando por un lado la fraudulenta deuda contraída por Macri y la que viene de la dictadura militar. Es necesario cortar unilateralmente las negociaciones con los buitres y declarar la suspensión del pago. También se debe nacionalizar el sistema bancario y el comercio exterior para destinar la plata de la especulación financiera en evitar que la crisis castigue a los trabajadores y el pueblo. Dinero hay, que se use en paliar la crisis sanitaria y social.
La situación de la clase obrera.
A pesar de que la patronal usa como excusa la crisis y la pandemia para despedir, suspender, rebajar los salarios o ahora diciendo que no tienen dinero para pagar el aguinaldo, la clase obrera de conjunto, todavía se mantiene expectante. El temor al contagio, la necesidad de trabajar por miedo a perder el empleo y la esperanza en que con AF saldremos de esta situación que existía al principio empiezan poco a poco a disiparse. Existen expresiones importantes de lucha, que empezaron fundamentalmente en el conurbano bonaerense donde se concentra la clase obrera más numerosa del país. También en provincias como Chubut y Córdoba, los trabajadores estatales realizaron importantes movilizaciones.
Los primeros que dieron el puntapié fueron los trabajadores del Frigorífico Penta cuyo dueño fue candidato en las listas del peronismo, quienes ante la falta del pago de salarios realizaron una olla popular en la puerta de la fábrica, fueron reprimidos por la policía de la provincia de Buenos Aires cuyo gobernador es el peronista Kicillof. A ellos les siguieron los trabajadores de diversos sectores como las empresas Textil Iberoamericana, Colchones BedTime, Alfajores La Nirva, Mineros de la provincia de Neuquén, trabajadores de las app de reparto, de la alimentación, de Call Centers en la provincia de Tucumán.
Además de las protestas constantes de los trabajadores de la salud por condiciones seguras de trabajo. La sobrecarga laboral es común y las patronales los obligan a ir a trabajar enfermos. Llegando al colmo, en la provincia de Córdoba, iniciaron una causa judicial a dos médicos que, siendo portadores asintomáticos, contagiaron a ancianos en un geriátrico. La injusticia de la situación desató movilizaciones de los sectores de la salud en varias provincias. El anunciado bono de 30.000 pesos para los trabajadores de la salud, es otra mentira más. Puesto que después lo bajaron a 15.000 y a pagarse en 3 cuotas. Y muchos todavía no cobraron un solo peso.
Estas luchas no cuentan con el apoyo de las centrales obreras, dirigidas por el peronismo. Todo lo contrario, la CGT (Confederación General del Trabajo) apenas comenzó la cuarentena, con el beneplácito del gobierno, firmó un acuerdo con la Unión Industrial Argentina (UIA, la agrupación de las grandes patronales) aceptando una reducción salarial del 25% a los trabajadores que están haciendo la cuarentena. Consumando de esta manera una gran traición, la ratificaron agravándola más aún, puesto que, se extienden las rebajas salariales por 60 días y con inclusión de sectores “esenciales”.
Un gran ejemplo lo dieron los trabajadores del neumático que, luego de 15 días de lucha en la puerta de la fábrica FATE consiguieron que no se les descuente el 25%, además de medidas sanitarias de protección. Demostraron de esta manera que, con organización y lucha se puede mantener las conquistas.
La otra central obrera CTA (Central de Trabajadores de la Argentina) dirigida por otro sector peronista y que agrupa a la mayoría de los trabajadores estatales no está haciendo nada para frenar el ajuste. El gobierno nacional anunció que el pago del aguinaldo del mes de Junio se hará en cuotas dando vía libre para que los gobernadores, intendentes y los patrones hagan lo mismo.
También a los jubilados los están ajustando. Una de las primeras medidas adoptadas por el gobierno de Alberto Fernández fue la ley jubilatoria que quita la movilidad jubilatoria y establece los aumentos por decreto del presidente. De esta manera los jubilados vieron un recorte de aproximadamente 6000 pesos en sus haberes.
Necesitamos un plan de lucha nacional para que la crisis no la paguemos los trabajadores. Para derrotar el pacto CGT-Patronal y apoyar todas las luchas en curso. Conseguir que paguen el aguinaldo en tiempo y forma a todos los trabajadores públicos y privados. El 82% móvil para los jubilados. Para esto hace falta una nueva dirección combativa y democrática en los sindicatos.
Las protestas irán en aumento, quieran o no las centrales sindicales. La clase obrera argentina ya dio muestras de que cuando se cansa, sale a pelear por fuera de los sindicatos burocráticos.
Con hambre no hay cuarentena
El sector más castigado por la crisis económica y ahora por la pandemia son los desocupados que en su mayoría viven en las villas miserias en todas las ciudades del país, fundamentalmente en Buenos Aires. En este sector los contagios se extienden cada día más. El hacinamiento en “casas” en donde en una sola habitación viven 4 o 6 personas, la falta de agua potable, y obras de infraestructura básicas como cloacas, electricidad y calles hacen imposible medidas de higiene básicas y una cuarentena eficiente. Pedirle a gente que vive en estas condiciones que se quede en sus casas es una falta de sensibilidad humana total.
Además, la paralización de la economía los afecta porque no pueden realizar los trabajos temporarios que habitualmente hacen para subsistir (las “changas”). Tampoco el Estado los ayuda, puesto que no hubo aumento en el monto de los planes de asistencia social que cobran (aproximadamente 8500 pesos, unos 70 dólares por mes). Tampoco pueden acceder al IFE (ayuda social por la emergencia de 10.000 pesos)
De esta manera ven menguados sus ya miserables ingresos y aumenta más la pobreza. De manera tal que vez más gente acude a los comedores barriales a retirar un plato de comida.
Ante el temor del desborde social de un sector con una gran tradición de lucha, la respuesta del estado fue la militarización completa de las villas en donde estallaron los contagios, como el caso de Villa Azul o la villa 11-14.
Aunque hubo movilizaciones de organizaciones de desocupados fundamentalmente organizadas por la izquierda y consiguieron algunos triunfos, como el envío de alimentos que no se estaban realizando por parte del gobierno y un bono de 3000 pesos por única vez, todavía no hay grandes luchas de este sector motivado por el miedo al contagio y por la responsabilidad de las organizaciones que forman parte del gobierno.
Pero el hambre siempre termina con la paciencia. Necesitamos urgente aumento de los planes sociales que cubran la canasta básica y un plan de creación de puestos de trabajo genuinos. Reparto inmediato de alimentos e insumos de limpieza e higiene. Urbanización de las villas y un plan de infraestructura básicas. Basta de militarización de los barrios populares.
Los derechos humanos, en cuarentena
Con la excusa de controlar que se cumpla la cuarentena estricta el gobierno avanzó en un rumbo autoritario. Hasta ordenó el ciber patrullaje de redes sociales para controlar a los descontentos.
Dejó en manos de la policía y gendarmería el control del cumplimiento de la cuarentena, dando vía libre a los abusos policiales.
La policía argentina se caracteriza por el gatillo fácil, sus vínculos con el narcotráfico y el delito organizado. Son demasiadas las denuncias por torturas y asesinatos durante la cuarentena. Como en la provincia de San Luis en donde se registraron 3 “suicidios” de personas detenidas por violar la cuarentena. La violación y torturas a miembros de la comunidad Qom, pueblo originario en la provincia de Corrientes. O el asesinato por parte de gendarmes a un joven en barrio de Buenos Aires.
El caso más resonante fue la desaparición forzada seguida de muerte, por parte de la policía, del obrero rural Luis Espinoza en la provincia de Tucumán.
Estos son sólo algunos de los casos más graves y que sucedieron en provincias gobernadas tanto por el peronismo como por la derecha de Macri.
El ministro de seguridad, Berni de la provincia de Buenos Aires, se muestra armado con un fusil y da entrevistas elogiando la mano dura con un discurso similar a la ex ministra de seguridad de Macri.
También el gobierno pretende darle legitimidad al ejército genocida enviando soldados a repartir comida en los barrios populares. En ese sentido apuntaba las declaraciones del presidente cuando antes de la cuarentena llamó a “dar vuelta la página” en referencia al genocidio, apuntando a la reconciliación del pueblo con las Fuerzas Armadas para rearmar el aparato represivo del estado.
Porque los derechos humanos no se suspenden en cuarentena es necesario el castigo a los policías involucrados en torturas y asesinatos. Hace falta el control vecinal con plenos poderes sobre las comisarias. El ejército debe irse de los barrios, las organizaciones barriales son suficientes para encargarse de la asistencia alimentaria de la población más pobre.
La violencia machista y los femicidos, la otra pandemia.
La violencia machista no se detuvo por la pandemia, una mujer es asesinada cada 24hs por el hecho de ser mujer.
Uno de los ejes de la campaña electoral del presidente Alberto Fernández fue avanzar en el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Sus discursos con lenguaje inclusivo y la creación del Ministerio de Mujeres fueron señales de que avanzaría en ese sentido. Pero, una vez más, solo era doble discurso. Apenas asumió, viajó a Roma a entrevistarse con el Papa Francisco y al volver anunció que presentaría su propio proyecto de ley de aborto, consensuado con la iglesia católica, desconociendo el proyecto elaborado por el movimiento de mujeres organizado en la Campaña Nacional por el Aborto Legal y, que desde hace 15 años se presenta en el Congreso.
La pandemia le sirvió al gobierno para no avanzar con la aprobación del aborto legal porque “no es esencial”. Ni siquiera aumentaron el presupuesto para combatir la violencia machista, se mantiene el mismo que en el gobierno de Macri, 11 pesos por cada mujer por año, una burla.
La única propuesta de la Ministra Gómez Alcorta fue establecer un número de teléfono para que llamen las víctimas. Y aconsejó a las mujeres que sufran violencia de género “ir a casa de un familiar o una amiga”.
Es por esto que también en el movimiento de mujeres las expectativas en AF comienzan a desvanecerse. En la movilización del 8 de Marzo, previa a la cuarentena, la consigna central fue “La deuda es con nosotras y nosotres, Ni con el FMI ni con las Iglesias” a contramano de los planes del gobierno.
Aunque por el momento, debido a la pandemia y a la pasividad de las organizaciones peronistas, no se exprese en las calles, la marea verde feminista sigue latente. Porque no solucionaron ninguno de los problemas que afectan a las mujeres ni a la comunidad LGBTIQP fundamentalmente a las trans que no pueden acceder a ningún trabajo.
Es necesaria la creación de Casas refugios suficientes para las mujeres víctimas de violencia de género, mientras tanto que se declaren de utilidad pública todos los hoteles vacíos para que sirvan de refugio para las mujeres víctimas de violencia de violencia de género, hasta que puedan regresar a sus hogares. Subsidio acorde a la canasta familiar para toda mujer víctima de violencia para su manutención y la de sus hijos. Si el congreso puede reunirse para aprobar leyes que benefician a los empresarios, también puede hacerlo para aprobar el aborto legal. Inclusión de las mujeres trans y a toda la comunidad LGBTIQP en los registros de empleo y de ayuda estatal.
¿Un capitalismo donde ganemos todos?
Al salir de una reunión con los grandes empresarios del país AF habló ante los medios de que “estuvimos de acuerdo en que un capitalismo que no sea más justo no es un buen capitalismo” y que “queremos un capitalismo donde todos ganen”
¿Cómo es posible un país más justo, si las grandes corporaciones reciben subsidios millonarios mientras los trabajadores cobran una miseria? Si, las mismas que se beneficiaron con Macri hoy se benefician con Alberto Fernández.
“Un capitalismo donde ganemos todos” es una mentira más, en el capitalismo ganan los mismos de siempre. Pero hay otra alternativa: un sistema que garantice condiciones de vida digna para las mayorías. Un sistema con democracia real, donde se produzca de acuerdo a las necesidades sociales y no al lucro empresarial. Eso es el socialismo. Y para llevarlo a cabo hace falta revolución política y social en Argentina y en el mundo entero. Eso no lo lograremos con el peronismo que siempre pone palos en la rueda o tira pálidas diciendo que “no se puede avanzar más, que la gente no está preparada”, cuando vemos en todo el mundo como millones se levantan en contra de este sistema. Por eso necesitamos un partido revolucionario que organice a los indignados, ese partido lo estamos construyendo en más de 35 países. Organizamos a las mujeres que luchan por sus derechos, a les trabajadores que no quieren pagar la crisis, a la juventud que pelea por tener futuro, a la comunidad LGBTIQP que quiere la inclusión. En EEUU junto con nuestra concejala de Seattle Kashama Sawant , estamos orgullosos de ser parte de la primera línea de la lucha antirracista y contra Trump. En Europa, Asia, Oceanía y Latinoamérica construimos la Asociación Socialista Internacional, te invitamos a que nos conozcas y te sumes a la lucha por un mundo mejor, un mundo socialista.