A través de la influencia que ejerce sobre la Mesa Nacional del Bloco de Esquerda, el Secretariado del Partido — entre los que se hallan algunos de los nombres más conocidos y mediáticos — acusó a un grupo de militantes de “infiltración”, instaurando y manejando contra ellos una fraudulenta Comisión de Investigación que concluyó, el día 8 de enero, con seis expulsiones presentadas como una “anulación de adhesión”.
Este colectivo existe con el nombre de Socialismo Revolucionario, reconocido como sección portuguesa de una organización internacional marxista, el Comité por una Internacional de los Trabajadores. Todo ello es habitual en el Bloco de Esquerda que tiene desde su fundación a miembros de tendencias como Izquierda Alternativa, a miembros de organizaciones políticas como la UDP, a miembros de organizaciones internacionales, como el Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional e incluso a miembros de variados movimientos sociales, asociaciones y organizaciones culturales y políticas de carácter no partidista.
Más aún, la posición de Socialismo Revolucionario con relación al papel fundamental del Bloco de Esquerda en la lucha por una sociedad socialista no anula la voluntad individual de cada uno de sus miembros de adherirse al partido, de acuerdo con sus convicciones personales. Entre los afectados por la Comisión de Investigación y los suscriptores de la solicitud de tendencia Socialismo Revolucionario hay varias personas que participan activamente en el Bloco de Esquerda como adherentes o simpatizantes hace ya varios años. Esa relación de mucho tiempo justificó un comunicado público por parte de SR, el día 21 de Junio de 2016, afirmando el compromiso e iniciativa de sus militantes en la construcción y dinamización de bases democráticas del BE que fomenten la discusión y formación políticas para una mejor intervención en las luchas de los jóvenes y trabajadores. Cada uno de los afectados por esta purga se presentó, desde el inicio de su actividad en el BE, y ante todos los camaradas de partido, sin jamás esconder que formaba parte del colectivo Socialismo Revolucionario.
Los motivos de esta purga no son, por tanto, una “infiltración”. Sin embargo, tampoco son sencillamente una simple discordancia política — algo que sería por sí mismo una grave violación de los estatutos y de la ley. Las discordancias políticas tenidas con la línea mayoritaria hasta el momento actual venían recibiéndose con insultos, mentiras, difamación ante los militantes, pero nunca con expulsión.
Lo que llevó al Secretariado y a la mayoría de la Mesa Nacional a proceder a la expulsión de militantes fue la desesperada necesidad de impedir el desarrollo de la vida política del partido, una vez que el poder de tales dirigentes se asienta firmemente sobre la ausencia de actividad política de los militantes del partido y, por tanto, del escrutinio de las bases.
Los miembros del colectivo Socialismo Revolucionario, junto a otros miembros del Bloco de Esquerda, contribuyeron a dinamizar las reuniones de los jóvenes del partido en Lisboa y fomentar en estos espacios el espíritu crítico y la discusión democrática, abierta, verdaderamente plural que forma parte de la genuina tradición política del Bloco de Esquerda. Las consecuencias se dieron de forma inmediata: el aumento de la participación en las reuniones de los jóvenes del Partido, la participación organizada de los jóvenes en acciones de solidaridad con el movimiento laboral, el crecimiento del ala izquierda reunida en torno a la Moción R, el creciente cuestionamiento de varios aspectos cada vez más antidemocrático del funcionamiento del partido.
Impidiendo por todos los medios posibles estos procesos, el Secretariado pisoteó los estatutos y la ley, abrió un inédito proceso de persecución y expulsión de militantes, manchó la historia del Bloco de Esquerda y reveló su verdadero carácter. Al proceder de esta manera, se cuestiona al Bloco de Esqueda como espacio “capaz de suscitar, mediante sus propuestas, la adhesión de cuantos se reconocen en ellas y de incorporar el apoyo y la participación de corrientes organizadas de intervención política o social y de otras múltiples opiniones”, de forma a ser “una izquierda popular, plural, combativa e influyente”, tal como se establece en el manifiesto fundador del partido.
Esta posición de la mayoría de la Mesa Nacional fue ampliamente difunda por la prensa a través de un comunicado oficial que contenía en su texto informaciones falsas y difamaciones.
Los miembros del colectivo Socialismo Revolucionario, cada vez más limitados en el acceso a los mecanismos democráticos internos del partido y ante los nuevos acontecimientos, están ahora obligados a la denuncia pública para defender, no sólo sus derechos, sino también al propio Bloco de Esquerda y su proyecto político original.